Antes de "cruzar el charco..."

"No puedes cruzar el charco antes de llegar a el, pero podrías llegar con las botas impermeables…."

Valoro a todos mis amigos pero mantengo muy cerca a algunos que han abrazado la importantísima misión de intervenir y hacerme saber cuando estoy “cruzando el charco antes de llegar a el”.

Es que soy previsora. Muchos dirán apresurada, "desbarrancá", desesperada. Pero a mi me gusta pensar que si me anticipo, de algún modo, siempre puedo intervenir para estar mas preparada.

Esto para mi tiene dos explicaciones muy sencillas:

• La primera: Hay muchas historias que puedo contar acerca de cosas de las que he salido airosa gracias a haber anticipado.

• La segunda: Soy músico. Tanto tocar un instrumento como cantar, se trabajan desde la anticipación. Tocas un instrumento leyendo la partitura uno o dos compases antes. Y cantas igual, anticipando los espacios de preparación, en tus pausas de respiración para conseguir alinearte de manera que tu voz suene con la libertad que requiere una buena interpretación.

Pero el ejercicio de prevenir y anticipar no siempre trabaja positivamente.

En esa empresa fácilmente podemos, como decía mi abuela:

“cubrirnos de gloria o cubrirnos de _____________…..” (¡Ella lo decía como es! Jaja…).

Porque la prevención o la anticipación pueden trabajar en dos direcciones muy opuestas:

PREPARACIÓN EXITOSA o ANSIEDAD DESTRUCTIVA

Así como puedo contar mil historias de salvación gracias a la anticipación y la prevención, también puedo contar de preocupaciones y ansiedades innecesarias y nocivas, que me han llegado de esa misma forma.

No podemos dar por sentado que la anticipación de por sí es sinónimo de prevención. Es la anticipación con propósito de preparación la que puede funcionar positivamente.

Esto, como todo lo que queremos instalar como costumbre, requiere intencionalidad, enfoque, adiestramiento…

¿Ya te he dicho que "cantar se parece mucho a la vida"? Pues sí.

Muchos de los principios de adiestramiento y aplicación técnica que utilizo para cantar me han salvado en muchísimas situaciones de vida. Y muchos de mis principios de vida me han servido en situaciones técnico-vocales. La anticipación con propósito de preparación es una de esas muchas cosas…

Mira:

Para la Voz:

Las pausas de respiración son de las primeras cosas que identificamos y marcamos en el texto o la partitura en el proceso de preparación de nuestras canciones. Hay quien se dedica en esas pausas sólo a respirar o tomar aire antes de la próxima frase. Pero si no tienes un plan y no te enfocas en darle instrucciones de preparación a tu cuerpo, corres el riesgo de dedicar ese espacio también a pensar en lo difícil de la próxima frase o en lo retante del agudo que viene.

Siempre les digo a mis estudiantes: “la voz no entiende de problemas, entiende de procesos”. Por eso me gusta usar el término “pausas de preparación” en lugar de “pausas de respiración”. Usamos esos espacios, no solo para respirar, sino también para darle instrucciones al cuerpo y a la voz y preparar nuestro mecanismo vocal para su mejor función. Pausamos, relajamos, anticipamos y preparamos la próxima frase.

Para la Vida:

Los momentos de pausa son saludables y muy necesarios. En el momento de esa pausa, puedes anticiparte para tu ansiedad o para tu preparación.

Aquí quiero regalarte algo que descubrí y me ha servido para todo. Se ha convertido en una máxima que he escrito y la he colgado en la nevera, en mi celular y donde quiera que pueda verla, para que no se me olvide….

Puedes pausar cuando lo necesites....

Mientras no permitas que las pausas se conviertan en un espacio para desconectarte de tu propósito. ¡Tu estás a cargo….!

Tanto para tu voz como para la vida, permítete pausar para relajarte y para respirar. Pero también para anticiparte con PROPÓSITO. Esa es la clave que te permitirá reajustar, preparar y alinear lo que necesitas para tu próxima frase, tu próximo capítulo, tu próximo trayecto…

Y aunque seguirá siendo imposible cruzar el charco sin haber llegado a el, si te anticipas con propósito, tendrás la posibilidad de cruzar mejor cuando llegues. Porque vas a llegar listo y con las botas puestas.